Dios nos ha escogido para ser los representantes (Sus hijos) de Cristo en la tierra. A la luz de esta verdad, Pablo nos desafía a tener vidas dignas al llamado que hemos recibido, el maravilloso privilegio de ser llamados propiedad de Cristo. Esto incluye ser humilde, gentil, paciente, comprensivo y pacificador. La gente observa su vida. ¿Pueden ver a Cristo en Usted? ¿Qué tan bien cumple como representante?
Nadie logrará ser perfecto aquí en la tierra, por lo tanto debemos aceptar y amar a otros cristianos a pesar de sus faltas. Cuando vemos errores en otros creyentes, debiéramos actuar con paciencia y amabilidad. ¿Le incomoda las acciones de alguien o su personalidad? En lugar de detenerse en las debilidades o buscar errores de dicha persona, ore por ella. Luego haga algo más, pasen más tiempo juntos y vea si usted puede lograr ser de su agrado.
Guardar la unidad es una de las funciones importantes del Espíritu Santo. Él guía, pero debemos estar dispuestos a que nos guíe. Lo hacemos al poner nuestra mira en Dios y no en nosotros mismos.
Dios te bendiga!
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