Este es un mandamiento que Dios siempre nos ha mandado y es amarás a nuestro prójimo como a ti mismo. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo nos lo recuerda. Sea cual sea la situación que pasemos con nuestro prójimo debemos dejarle todo rencor y no vengarnos nosotros. Dejemos la venganza en manos de Dios, porque Él es justo.
Que Dios te bendiga, nos vemos mañana con el siguiente versículo!
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