Este versículo nos exhorta: "No te dejes llevar por el enojo que sólo abriga el corazón del necio". No apresurarse en el espíritu a enojarse me habla de autocontrol. No podremos llegar a ser creyentes victoriosos, vencedores, si no aprendemos a ejercitar el dominio propio manejando nuestras emociones, especialmente la emoción del enojo.
Una vida disciplinada, auto-controlada, no sólo requiere tiempo, determinación y arduo trabajo; también exige negarse a sí mismo y esforzarse, pero la recompensa vale el esfuerzo que demanda.
Que Dios te bendiga, acompáñame mañana con el siguiente versículo!
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