Desde la creación, Dios nos ha dado trabajo para hacer. Si pudiéramos considerar nuestro trabajo como un acto de alabanza o servicio a Dios, entonces eliminaríamos la sensación de aburrimiento y abulia que aveces sentimos en nuestra rutina diaria. Si pudiéramos tratar nuestros problemas laborales como el costo del discipulado, podríamos trabajar sin queja ni resentimiento.
Que Dios te bendiga, nos vemos mañana con el siguiente versículo!
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