Al llamarnos a no tomar represalias, Jesús nos libra de tomar la justicia en nuestras manos. Al orar y amar a nuestros enemigos en lugar de buscar represalias podemos vencer el mal con el bien.
Los fariseos interpretaban que Levítico 19:18 enseñaba que se debía amar a los que amaban, y que Salmos 139:19-22 y 140:9-11 instaba a odiar a los enemigos. Pero Jesús les dijo que debían amar a sus enemigos. Si ama a sus enemigos y los trata bien, demuestra que Jesús es el Señor de su vida. Esto lo logramos los que se dan totalmente a Dios, porque solo Él puede liberar al hombre de su egoísmo natural. Debemos confiar en que el Espíritu Santo nos ayuda a amar a aquellos por quienes no sentimos amor y nos han lastimado.
Que Dios te Bendiga, nos vemos mañana con el siguiente versículo!
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