Nada pecaminoso ni perverso puede existir en la presencia de Dios. Él es absolutamente bueno. Él no puede pasar por alto, tolerar ni excusar el pecado como si no hubiera cometido. Él nos ama, pero su amor no lo convierte en una persona de moralidad indiferente. Por lo tanto, si confiamos en Cristo, no tenemos que sufrir el castigo de nuestros pecados (1 Pedro 2:24). Podemos ser absueltos (Romanos 5:18) por su sacrificio expiatorio.
Home Versículos 1 JUAN 4:10
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