No podemos presentar ningún argumento ante lo que Dios ha dispuesto para nosotros; si Dios está resuelto y ocupado en llevarnos hasta alcanzar la meta, todos nuestros enemigos deben ser enemigos suyos, y “¿quién pondrá espinos y abrojos en batalla contra él?” (Isa_27:4). ¡Qué consuelo más eficaz hallamos aquí! Y no sólo esto: también la gran promesa ya está dada. Si Dios está sobre nosotros a favor nuestro, y por amor nos ha dado esta tremenda promesa quien entonces podrá actuar o ponerse en contra nuestra, cuando hacemos la voluntad de Dios.
Que Dios te bendiga, nos vemos mañana con el siguiente versículo!!
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