Al hacer referencia a Isaías 40:6-8, Pedro les recuerda a los creyentes que todo en esta vida --bienes, logros, personas-- finalmente se marchitará y desaparecerá. Solo son permanentes la voluntad de Dios y los que la hacen, su Palabra y su obra. Debemos evitar la codicia de lo temporal y hemos de concentrar nuestro tiempo, dinero y energías en lo permanente: la Palabra de Dios y nuestra vida eterna en Cristo.
Que Dios te bendiga, acompáñame mañana con el siguiente versículo!
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