Dios recibe al hombre, sea éste fuerte o débil, encumbrado o humilde, judío o no judío, Él no hace acepción de personas. En consecuencia, tanto el fuerte como el débil deben recibirse el uno al otro dando expresión a esta relación de compañerismo. La gloria de Dios es el objetivo supremo.
Que Dios te bendiga y nos vemos mañana con el siguiente versículo!!
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