Todo lo que Pablo y los discípulos hicieron fue una honrar a Dios. El amor de Cristo controlaba sus vidas. Y como Cristo murió por nosotros, nosotros también debemos morir a nuestra vieja vida. Como Pablo, no debemos vivir más para agradarnos a nosotros mismos, debemos usar nuestra vida agradando a Cristo, el que murió por nosotros y resucitó del sepulcro.
Que Dios te bendiga y nos vemos mañana en el siguiente Versículo diario.
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